El
Día Internacional de la Solidaridad se celebra el 31 de agosto, con esta
proclamación
se quiere contribuir a promover y fortalecer los ideales de
solidaridad
como valores fundamentales para las relaciones entre las naciones,
los
pueblos y las personas.1
En
la Declaración del Milenio de las Naciones Unidas (resolución 55/2 de la
Asamblea
General, 15 de noviembre de 2000) se reconoció que la solidaridad
era
uno de los valores fundamentales esenciales para las relaciones
internacionales
en el siglo XXI. La solidaridad se defiende como garantía de la
paz
mundial. Se escogió el día 31 de agosto para su celebración coincidiendo
con
el aniversario del movimiento social independiente “Solidaridad” (31 de
agosto
de 1980, Polonia), cuya importancia mundial fue reconocida, en
particular,
con la concesión del Premio Nobel de la Paz a su dirigente Lech
Walesa.
En
la Declaración también se señala que los problemas mundiales deben
abordarse
de manera que los costos y las cargas se distribuyan con justicia,
conforme
a los principios fundamentales de la equidad y la justicia social y que
los
que sufren, o los que menos se benefician, merecen la ayuda de los más
beneficiados.
La
solidaridad no sólo es un requisito de carácter moral, sino también una
condición
previa para la eficacia de las políticas de los países y los pueblos. Es
una
de las garantías de la paz mundial.
Vivimos
un período de grandes diferencias entre los ricos y los pobres. El
verdadero
progreso no se logrará sin la cooperación entre todas las naciones y
los
pueblos para acabar con la pobreza y sin la solidaridad con los
desposeídos.
Debemos asumir la responsabilidad ante los que no pueden
obtener
los recursos suficientes para el desarrollo, cuyos derechos humanos y
dignidad
no se respetan. Todos ellos son nuestra preocupación común.
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